¡ Bienvenidos a Huanchaco..!

Huanchaco ,toca tu corazón con su maravillosa herencia cultural y encanto turístico. Y desea compartir sus múltiples experiencias con todo el Mundo con el fín de lograr un mayor acercamiento con todos los pueblos del orbe.
La Casa de la Cultura y Turismo del Distrito de Huanchaco, tratará en lo posible ,de difundir su historia, folklore, artes, y todas sus bondades turísticas con el único fín de compartir éste pedacito de cielo con todos ustedes.
¡Bienvenidos a Huanchaco...!

jueves, 10 de diciembre de 2009

!NAVIDAD EN HUANCHACO!


En el ámbito de las costumbres existentes en el Perú, la Navidad es el momento de reflexión y de unión de las familias en torno a la conmemoración del nacimiento del Niño Jesús. Los niños son el centro de la fiesta.
En el aspecto humanitario, los alumnos de colegios y personas de diferentes organizaciones, con espíritu festivo recorren asilos de ancianos, albergues infantiles y hospitales a fin de alegrar la vida a sus moradores temporales o permanentes ya sea con música u obsequios
Con motivo de acercarse las fiestas navideñas, un grupo de ciudadanos de Huanchaco se han propuesto realizar una actividad navideña en favor de los niños más necesitados del Distrito. La misma contará de un Show artístico infantil, reparto de golosinas, panetón y juguetes.
La actividad denominada "!NAVIDAD EN HUANCHACO!" se llevará a cabo en el Auditorio del Centro de Información Cultural de Huanchaco (Calle Libertad N° 204) el día Sábado 19 de Diciembre del 2009 a partir de las 03:00 p.m.
Esta actividad está siendo organizada por una familia que prefiere mantener el anonimato , la Casa de la Cultura y Turismo del Distrito de Huanchaco y el naciente Club de Amigos de la Biblioteca de Huanchaco.
Lo importante en estas fiestas es dar y recibir amor.

martes, 13 de octubre de 2009

MÁS SOBRE EL SACRÍLEGO ROBO EN SANTUARIO DE HUANCHACO

En la página web TRADICIÓN Y ACCIÓN POR UN PERÚ MAYOR ,hallamos el siguiente artículo del joven arqueólogo Huanchaquero Gabriel Prieto Burmester, que desde Estados Unidos alza su voz de protesta por este detestable acto. Consideramos importante la difusión del mismo, por contener el sentimiento generalizado de la población Huanchaquera y poner al descubierto el escazo interés por parte de las autoridades Eclesiásticas, Ediles, Regionales, Nacionales y Policiales para salvaguardar el Patrimonio Religioso de nuestro Distrito. Hasta el cierre de la edición no se conocía por lo menos de la formación de una Comisión Investigadora multisectorial para dar con el paradero y posterior recuperación de las obras de arte sustraidas de la Primera Iglesia Colonial del Perú.
REFLEXIÓN ACERCA DE LA PINTURA ROBADA EN EL SANTUARIO DE HUANCHACO
¡Robo sacrílego en Trujillo!
O. Gabriel Prieto Burmester – Arqueólogo PUCP
Domingo 11 de octubre de 2009
En la madrugada del miércoles 7 de octubre, manos sacrílegas profanaron la histórica iglesia de la Virgen de Socorro, en Huanchaco. Robaron valiosas piezas de su acervo virreinal, incluyendo —sacrilegio excecrable— dos copones con Hostias consagradas. Trujillo está conmocionada. Nuestro colaborador Gabriel Prieto Burmester comenta para los lectores de Tradición y Acción ese terrible hecho. ¡Que la indignación de muchos corazones católicos llegue como digno desagravio hasta el Trono de Dios!
Pintura de Santo Toribio de Mogrovejo,mandada hacer por el Deán Saavedra

Una triste noticia ha llegado a los oídos y corazones de todos los huanchaqueros. Una vez más, su emblemático Santuario ha sido objeto de un robo sacrílego. Uno más en su larga historia y uno más para la cuenta personal del arte virreinal trujillano. Hace unos días se ha robado del Santuario de Nuestra Señora del Socorro de Huanchaco, coronas, diademas y potencias de plata, así como la media luna (del mismo material) de Nuestra Señora. Pero la pérdida más lamentable es, sin lugar a dudas, la pintura virreinal en la que se apreciaba el rostro del benefactor de Huanchaco y deán de la Catedral de Trujillo, Antonio de Saavedra y Leiba. El cuadro conmemoraba las múltiples obras que este hombre de Dios hizo en vida. Aquel cuadro es uno de los pocos testimonios materiales que el famoso Deán hiciera en su propia memoria. De allí que su valor tenga un componente afectivo e histórico para los huanchaqueros. Artísticamente, y de acuerdo a los cánones de la época, podría considerarse como una obra de baja calidad, manufacturada por algún pintor anónimo de la supuesta “Escuela Trujillana”. Es llamativo que el acaudalado Deán de la catedral norteña haya mandado hacer una obra muy por debajo de las exigencias a las cuales –sabemos- estuvo acostumbrado. Sólo basta con comparar las bellas pinturas que él mismo mandó hacer para adornar las hornacinas laterales de las naves secundarias de la Catedral de Trujillo: El lienzo del Deán (ahora perdido), en el cual se lo observaba junto a Nuestra Señora del Socorro era bien inferior a los estándares de la época y denotaba contornos muy estáticos y poco agraciados.
Es muy probable que el mismo Deán Antonio de Saavedra y Leiba, debido al humilde espíritu que lo caracterizaba, haya decidido gastar muy poco dinero en su propia pintura. Esto se puede contrastar, como ya hemos indicado, con las fuertes sumas de dinero que invirtió en haciendas y réditos para financiar la reconstrucción de varios templos trujillanos, incluyendo el Santuario de Huanchaco, el templo de Sinsicap en la sierra liberteña y la construcción de la capilla de San José cerca del antiguo camino de carretas que unía Trujillo con el entonces puerto de la ciudad.
Vírgen del Perpetuo Socorro, Patrona de Huanchaco

Precisamente, una importante cantidad de dinero fue aportada por el Deán para sustentar los gastos de la “Fiesta del Huanchaquito”, hoy denominada “Bajada Quinquenal de Nuestra Señora del Socorro”. Al revisar su testamento, el Deán donó asimismo un horno artesanal y una suma anual de dinero para mantener la producción de pan de trigo “… para las chinas que limpiaban el atrio de la Iglesia de Huanchaco… y para las que ponían cera a la Imagen de Nuestra Santísima Señora”. Dichos actos de piedad y amor a su pueblo nos indican que el Deán priorizó por sobre todos sus intereses (incluso su memoria) el ayudar a los más necesitados y al mismo tiempo garantizar la gran tradición que él mismo instauró, y que hoy se celebra cada cinco años: los festejos de “Las Bajadas del Socorro” o “Las Bajadas Quinquenales de Nuestra Señora del Socorro”, el mayor aporte de tradición, costumbrismo y trujillaneidad que este hombre de Dios supo legarnos.


Nuestra Señora de los Dolores de Huanchaco, hoy su diadema y corazón de plata han sido robados


Evidentemente el robo del cuadro del Santuario de Nuestra Señora del Socorro de Huanchaco es un típico caso de “pedido a dedo”, pues como remarcamos, su valor artístico es mínimo y el interés de los hampones debe estar confabulado con algún miserable coleccionista de baratijas virreinales. A fines del siglo XIX, el Santuario de Nuestra Señora del Socorro fue escenario de un robo, en el cual se perdieron objetos de plata y otros bienes de culto. El cura de ese entonces, cubrió con un velo negro la puerta del Santuario y colocó un cartel que rezaba: “… que se toquen las plegarias y se recen las letanías de los santos por tres días rogando a Dios por la conversión de los que han tenido la desgracia de profanar el lugar santo y por se use con misericordia… aplacando el rigor de su justicia…”

Cuadro que mandara hacer en su memoria el Deán Saavedra en 1707.


La pérdida de esta pintura, tanto en el ámbito de la fe como en el cultural, debe ser tomada en cuenta para evitar nuevos robos en la ciudad de Trujillo, pues las estadísticas demuestran que un evento de esta naturaleza viene habitualmente acompañado de una seguidilla de hurtos sistematizados por espacio de un mes en promedio. Es evidente que ha llegado a la norteña ciudad un grupo especializado de ladrones que no van a parar con el sacrilegio efectuado a Huanchaco, sino que van a continuar con sus fechorías robando piezas de arte mayor. El cuadro robado en el Santuario de Huanchaco, entre otros objetos de plata y dinero en efectivo, ha quitado la oportunidad a futuras generaciones de huanchaqueros y peruanos, de conocer el único retrato de la época del venerable Deán Antonio de Saavedra y Leiba, quien en el ámbito religioso, político, cultural y económico aportó significativas obras en pro del bien de la ciudad de Trujillo y sus alrededores. El testimonio material de su rostro se ha perdido, pero como él mismo mandara grabar en el último párrafo de la leyenda del cuadro hoy perdido, “… su memoria vivirá en la de todos”.
Yale University, 9 de octubre de 2009

viernes, 9 de octubre de 2009

ROBO SACRÍLEGO EN SANTUARIO DE HUANCHACO


Los robos del legado espiritual y religioso (objetos y bienes culturales) de distintas iglesias en el país constituyen una triste desgracia, en primer lugar porque es un sacrilegio, en segundo lugar por el valor artístico-histórico que estas obras tienen como patrimonio nacional y por el valor material que poseen.
La historiadora Mariana Mould de Pease, asesora de la Conferencia Episcopal en materia de bienes culturales, advierte que, hasta noviembre del 2006, los robos sacrílegos en el Perú se habían incrementado. La ambición de los delincuentes apunta sobre todo a artículos de plata que luego venden a coleccionistas, a tiendas de antigüedades o, al peso, luego de fundirlos. Mould insiste en que, en documentos oficiales, el Vaticano ha exhortado a las iglesias locales a tomar precauciones y contratar vigilantes o instalar alarmas. Ella cree que esto es una opción viable. Es cuestión de buscar financiamiento. Lamentablemente, pocas de las Iglesias Peruanas ha tomado precauciones para prevenir estos robos.Varias parroquias en Lima, como Santa María Reina, en San Isidro, y Fátima, en Miraflores, cuentan con vigilantes y contratan policías. La escasa seguridad en las iglesias ha propiciado los robos sacrílegos, por lo que objetos de oro y plata van a parar a manos de sujetos inescrupulosos para luego venderlos a coleccionistas en el mercado negro.

ROBO SACRÍLEGO EN SANTUARIO DE HUANCHACO


LIENZO DE LA VÍRGEN DEL SOCORRO ROBADO EL 7 DE OCTUBRE DEL 2009 DEL SANTUARIO DE HUANCHACO


Lamentablemente hace pocos días, el Santuario de la Vírgen del Socorro de Huanchaco fué objeto de delincuentes quienes ingresaron al Templo Colonial en la madrugada del miércoles 7, en circunstancias que los ladrones aprovecharon la oscuridad de la noche, y la falta de custodia policial por la zona, para realizar un agujero con un taladro al portón para perpetrar el robo. Los fascinerosos cargaron con un lienzo de la Vírgen y el Deán Saavedra; una corona de plata de la Vírgen; un manto principal; dos copones y la corona del Cristo yacente, entre otros.El Párroco, Rvdo. Bernardo Sánchez Achútegui, mostró su malestar por lo sucedido.Los agentes de la Divincri, que jefatura el Coronel Elidio Espinoza Quispe han alertado del robo a las comisarías y garitas de control del Departamento, con la intención de detener a cualquier fascineroso que intente sacar las piezas de esta zona.



OTROS DATOS


Hasta Noviembre del 2005 se informó que alrededor de cinco mil piezas de arte han sido robadas de los templos, por una mafia organizada que opera desde Bolivia.
La colectividad en pleno tiene el deber de colaborar en poner freno este tipo de ilícitos, dando informe de inmediato a las autoridades respecto a noticias que tuvieran sobre estas actividades que lesionan intereses de nuestra identidad nacional y que para que se produzcan se necesita la acción de un grupo de personas en los que necesariamente están implicadas autoridades.La mafia no puede ganar. El ladrón sacrílego no comete un simple robo o hurto: comete una grave falta contra la espiritualidad y moral de un pueblo. A esto se le llama Tráfico ilícito de bienes culturales, que en los últimos años se ha convertido en un medio de lavar dinero por parte del narcotráfico, venta de armas y otros.


ESTO NO PUEDE CONTINUAR


RECUPEREMOS NUESTROS BIENES CULTURALES..!
DENUNCIE A ESTOS LADRONES....... AQUÍ! .

ESPERAMOS SUS DENUNCIAS.

sábado, 20 de junio de 2009

LA LLORONA



La Historia fué proporcionada a una señorita de Huanchaco que prefiere quedar en el anonimato, quién a su vez la recibió de Don Manuel Díaz Huamanchumo que aún reside en la Calle Independencia N° 183 en la Caleta de Huanchaco:
"Cuenta que hay un alma que pasea por las calles traje bajo toda de negro cargando en sus brazos un niño,camino abajo de la playa se pierde.
Como a las dos de la mañana Don Manuel se levantó a vigilar su casa por precaución uno siempre sale a dar una vuelta por los ladrones en eso divisa una mujer que pasa por la calle, el vive en un segundo piso y la vió pasar....
LA LLORONA
Cuentan que la Llorona era una mujer que acompañaba siempre a su esposo a pescar y mientras él se iba mar adentro ella se quedaba en la orilla con su bebé.
El pescador era muy jóven y quería desafiar al mar entrando muy adentro. Pasaron las horas y el esposo no salía de la mar, entonces ella empezó a escuchar gritos de ayuda, era su esposo quien se estaba ahogando, dejó al bebé en la orilla y se lanzó al mar para socorrer al esposo, pero al hacerlo no se daba cuenta que el bebé podía sufrir un peligro.
Nadó y divisó al Caballito de Totora que usaba su esposo y no encontró nada,buscó desesperadamente su cuerpo mar abajo y no lo vió entonces vino una gran ola y la botó fuertemente hacia la orilla.
Al llegar corrió a buscar a su bebé y no lo encontró, el mar se lo había tragado.
La mujer estalló en llanto mirando al cielo preguntándose porqué se llevó a sus dos seres más queridos.
La mujer entró al mar en un Caballito de Totora y nunca más volvió a salir por eso se escucha un llanto de desesperación como si quisiera que recemos por ella, su esposo y su hijito.
Por eso los pescadores tienen un gran respeto al mar porque el mar es traicionero y además tiene vida y puede decidir sobre las personas que entran en él."

martes, 16 de junio de 2009

ONOMÁSTICA: HUAMANCHUMO

Ofelia Huamanchumo De La Cuba



El presente artículo fué escrito por Ofelia Huamanchumo de la Cuba,de Profesión: Filóloga en su blog "CAFÉ CON LETRA" publicado en blogspot ( Nota: Este artículo fue publicado en la Revista Andina de Cultura Sieteculebras, Nr. 18,(jul-set 2004), 36-39.. )
Nació en 1971 en Lima, Perú. Ahí creció y vivió. A los treinta se muda a Munchen-Bayern- Alemania, donde ahora reside, dedicada a la investigación académica y al teatro en español. Aquí, Ofelia vislumbra los orígenes del ancestral nombre "Huamanchumo", permitiéndonos dar una ojeada a la parte histórica del mismo. Siendo de gran importancia para los descendientes de Guaman-Chumun y para quienes estudian esta parte importante de la identidad peruana, re-edito aquí, sin modificación alguna, el artículo completo que tiene mucho más valor por cuanto fué escrito por una descendiente Huamanchumo.Más adelante, ahondaremos sobre el tema, ampliando la valiosa información proporcionada por Ofelia en su blog .

Nota: El articulo anterior fuè suprimido por la versión corregida y aumentada por la misma autora, la misma que brindamos íntegramente a los lectores.




Frisos de Chan-Chan

 



Tintero Indiano – Tintero Indiano – Tintero Indiano – Tintero Indiano
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Lenguas, apellidos e identidad en el Perú.


Ofelia Huamanchumo de la Cuba

Ludwig-Maximilians-Universität München


0.         La Antroponimia es una de las ramas menos atendida de la Onomástica en los estudios de las ciencias humanas en el Perú, a pesar de que tanto como la Toponimia – sobre la que sí existen significativos estudios – puede proporcionar no sólo datos decisivos para la Lingüística histórica, sino complementar los fundamentos de otras disciplinas que investiguen las interrelaciones entre cultura y sociedad. Esta nota pretende así animar los estudios en esa dirección y aperturar nuevas perspectivas en el debate respecto al rol que cumplen las lenguas en la construcción de las identidades nacionales.


1.         A la luz de un ejemplo concreto.
El nombre a analizar es un apellido de claro origen prehispánico: ‘Huamanchumo’, en torno al cual se tiene una documentación significativa, como es el caso de muchos otros apellidos peruanos, cuyos orígenes y transformaciones lingüísticas se prestarían a una investigación seria.

1.1       En primer lugar, se tiene un indicio muy esclarecedor: el apellido peruano que quiero estudiar es actualmente un nombre propio poco común en el territorio del Perú; la mayoría de familias peruanas que lo lleva es de ascendencia trujillana, de la capital del departamento de La Libertad, y oriunda del distrito costeño de Huanchaco, con sus pescadores que hasta hoy conservan la tradición de las balsas conocidas como ‘caballitos de totora’. Este dato facilita el inicio de la revisión bibliográfica, pues remite rápidamente a una zona con un pasado significativo en la Historia del Perú[1].

1.2       Se sabe que muchos de los cronistas de los siglos XVI y XVII coincidieron en afirmar que sobre la actual ciudad de Trujillo, en la costa norte del Perú, existió el Reino Chimú, que ejerciera señorío desde su capital Chan-Chan. Así, por ejemplo, Pedro Cieza de León escribe: “[1553]: el valle de Chimo, ancho y muy grande, y adonde está edificada la ciudad de Trujillo. Cuentan algunos indios que antiguamente, antes que los Inkas tuviesen señorío, hubo en este valle un poderoso señor a quien llamaban Chimo, como el valle se nombra agora...” (1985: 278);  mientras que Miguel Cabello Valboa afirma: “[1586]: ...y los Yndios yungas (que ansi llaman a los que habitan en tierras calientes y llanos de este Piru) porque en el valle de Chimo estaba un importuno contendor de sus disinios llamado Chimo Capac...” (1951:319) y el Inca Garcilaso de la Vega: “[1609]: ...un gran señor llamado Chimu, que era señor de los valles que hay pasada la barranca hasta la ciudad que llaman Trujillo” (1980: II, 183).
Por su parte, en estudios más modernos, Eugen F. Mayer menciona nombres encontrados en distintos mapas referidos al lugar en cuestión: “Candia [1535], Canchan [1536], Chimo [1572], Chanchan [1620], Cymor [1644], Chanchan [1763], etc.” (1982:3). Gracias también a las investigaciones realizadas por Ernst W. Middendorf se puede señalar que la actual ciudad de Trujillo era la que llevaba aquel nombre chimú, pues en el pueblo de Etén – la única población que hasta inicios del siglo XX conservó su antigua lengua aborigen[2] – se seguía llamando chimorr a la ciudad de Trujillo, “de donde se ha formado la palabra chimú debido a la pronunciación descuidada de los españoles” (1959: 122).

1.3       Sobre los orígenes históricos de aquel Reino Chimú se conoce lo que un único autor dejara en su Crónica anónima de 1604-1610, donde se mencionan los antropónimos de algunos gobernantes:
 1°       Tacaynamo.
 2°       Guacri Caur (hijo de Tacaynamo).
 3°       Nañcenpinco  (hijo de Guacri Caur).
 4°, 5°, 6°, 7°, 8°, 9° y 10° (gobernante sin nombre                                  citado).
11°      Minchançaman  (ocurre la Invasión Incaica).
12°      Chumun Caur (hijo  de  Michançaman  y Chanquirguanguan, su madre, hija de Topac Yupanqui).
13°      Guaman Chumu (“...este Chumun caur tubo un hijo llamado Guaman Chumu...” / ocurre la Invasión Española).
            14°      Ancocoyuch ( “...lo sucedió Ancocoyuch, su                                            hijo...”).
            15°      Caja Cimcim (hermano del anterior; también                           Martín Caja Cimcim).
            16°, 17°, 18°, 19°, 20° Caciques coloniales (no se da                              nombres).
               21°   Antonio Chayguar (1604), (“Don Antonio Chayguar que oy vive y es cacique deste valle de Chimor” ),  (Kauffmann Doig 1979: 438).

La lectura detenida de estos datos permite subrayar dos puntos. Primero, el hecho de que se señalen los primeros tres gobernantes sobre una base mítica tiene su explicación en la intención de legitimar un origen legendario como verídico. Segundo, el vacío de información entre el cuarto y el décimo descendiente se explica por el afán de legitimar también el paso de información de datos míticos a datos concretos, basados en la historia, conservada a través de diferentes medios mnemotécnicos, de los indígenas que lo narraron al cronista durante la primera década del siglo XVII, fecha en que se registran los datos.
Por otro lado, se observa que los incas conquistaron a los chimúes cuando Michançaman estuvo a la cabeza del Reino Chimú, a quien los incas – siguiendo sus propias costumbres – le obsequiaron una mujer de la realeza. Es así como se podría explicar que el siguiente gobernante chimú, Chumun Caur, no fuera denominado con el apelativo real de Inca, pues su parentesco con la cultura dominante incaica no era vía paterna. Chanquirguanguan, madre de Chumun Caur, debió ser hija ilegítima del Inca Túpac Yupanqui, ya que ella no llevaba el apelativo de Palla, sino que su nombre debía corresponder al de la provincia de donde era natural su madre o concubina del rey. Esto se deduce de las observaciones que hace el Inca Garcilaso de la Vega (1980: I, 68) sobre las costumbres de filiación[3] y nombres prehispánicos, a las que añade:
Estos nombres y renombres daban a la descendencia de la sangre real por línea de varón, y en faltando esta línea, aunque la madre fuese pariente del Rey, que muchas veces daban los reyes parientas suyas de las bastardas por mujeres a grandes señores; más sus hijos y hijas no tomaban de los apellidos de la sangre real ni se llamaban Incas ni Pallas, sino del apellido de sus padres, porque de la descendencia femenina no hacían caso los incas (69).

Cuando ocurre la invasión española estaba a la cabeza del Reino Chimú el gobernante Guaman Chumu, cuyo nombre se someterá al vivo contacto con la lengua española, como se verá en el siguiente acápite. 


2.   En torno al nombre del cacique Guaman Chumu.
Según Ernst W. Middendorf, los chimú hablaron una lengua – quizás llamada por ellos muchik o lengua moche – distinta de la lengua oficial de los incas y del aimara, tanto en la fonética de muchas consonantes y vocales, así como en las formas gramaticales, la morfología y la sintaxis; los españoles, siguiendo la tradición inca, los apoderaron chimú, pero no se sabe si era el valle, o sus habitantes o el personaje real o curaca que los gobernaba cuando fueron atacados por los incas (1959: 122).  Por otro lado, Cerrón-Palomino tras estudiar algunos aspectos externos de la lengua mochica (referentes a su localización geográfica, su designación, su correlación histórico–cultural y su filiación lingüística) llega a comprobar que entre los chimú existieron otras lenguas totalmente ajenas al mochica, como la lengua quingman, expandida en Trujillo (1995: 23–49), que sería la lengua que hablaron los descendientes chimú. 
Sobre la naturaleza de los vocablos del nombre del cacique Guaman Chumu presentaré a continuación algunas hipótesis, partiendo de la idea de que este antropónimo está conformado – si respetamos la forma como aparece escrito en la Crónica Anónima de 16041610  – por dos vocablos: Guaman y Chumu.
2.1       El vocablo Guaman.
Este primer vocablo debió ser de origen inca, lo cual puede explicarse debido al hecho de que cuando vivía el gobernante Guaman Chumu ya se había producido la invasión incaica y, por tanto, la incursión de la lengua de los incas entre los hablantes chimú. El vocablo Guaman se compone de dos sílabas: ‘gua’ y ‘man’, si se sigue la morfología castellana de la época, presente en los que trasncribieron las lenguas amerindias al castellano. La sílaba ‘gua’ conforma muchos antropónimos como topónimos de las lenguas aborígenes registrados por los cronistas españoles. Por ejemplo, Betanzos en Suma y Narración de los Yngas ([1551] 1987) nombra a ‘Mama Guaco’ y ‘Guanacaure’, así como Sarmiento de Gamboa en su Historia de los Incas ([1572] 1942) nombra a ‘Yaguar Guaca’, ‘Mama Guaco’ y ‘Guanacancha’; también Cabello Valboa en su Miscelánea Antártida ([1586]1951) escribe ‘Yaguarguaca’, ‘Mamaguaco’ y ‘Guanacauri’; y el padre Acosta registra en la Historia Natural y Moral de las Indias ‘Yaguarguaque’ ([1590] 1962); sin embargo, el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales de los Incas ([1609] 1980) registrará los mismos nombres con la ortografía que considerara correcta: ‘Yahuar Huacac’, ‘Mama Ocllo Huaco’ y ‘Huanacauri’, transcripción que justifica en su libro:
El nombre ‘guano’ se ha de escrebir ‘huano’, porque, como al principio dijimos, no tiene letra ‘g’ aquella lengua general del Perú: quiere decir estiércol [...] Deste paso y de otros muchos que apuntaremos, se puede sacar lo mal que entienden los españoles ese lenguaje, y aun los mestizos, mis compatriotas, se van ya tras ellos en la pronunciación y en el escribir, que casi todas las dicciones que me escriben desta mi lengua y suya vienen españolizadas, como las escriben y hablan los españoles, y yo les he reñido sobre ello (1980: II, 174).

El mismo Inca Garcilaso de la Vega menciona ya el vocablo huaman, refiriéndose a una clase de ave:

(1) “Hay halcones de muchas raleas; algunos se asemejan a los de acá y otros no; en común les llaman los indios ‘huaman’ ” (1980: III, 121).

(2) “...y otros tantos halconcillos, de los que por ser tan lindos, han traído muchos a España, y en ellas les llaman ‘aletos’ y en el Perú ‘huaman’ ” (1980: III, 170).

Esto nos lleva a deducir que el vocablo guaman del antropónimo en cuestión sería una variante del vocablo huaman.

2.2       El vocablo Chumu.
De este vocablo no he encontrado registro alguno en forma autónoma en ningún documento colonial o crónica historiográfica, así como tampoco en ninguna lista[4], gramática o vocabulario del quechua, aymara ni mochica.  En su Arte de la lengua Yunga Fernando de la Carrera tampoco registra vocablo parecido o semejante ([1644] 1939).
Independientemente de la lengua sustrato que precediera al registro del vocablo Chumu por un cronista anónimo, es muy probable que fuera tomado de una de las lenguas prehispánicas de la costa norte y registrado bajo un criterio ortográfico español. Sobre su significado no se sabe nada, cuestión que podría entenderse extendiendo a la nobleza chimú la acotación del Inca Garcilaso respecto al significado de los nombres de la realeza inca, de las cuales dice: “no sé que signifiquen, porque son nombres de la lengua particular que los Incas tenían para hablar ellos entre sí, unos con otros, y no de la general que hablaban en la corte” (1980: III, 222).
En cuanto a la pronunciación de este vocablo se puede seguir también al Inca Garcilaso para encontrar una posible explicación a su transcripción. Si se toman en cuenta las críticas que hace el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales de los Incas respecto de la mala pronunciación por parte de los españoles de la lengua general del Perú, se puede observar cierta tendencia entre los hablantes de español a aperturar, por ejemplo, la voz indígena transcrita por Garcilaso como /cu/, hacia una hispanizada /co/, como muestran los siguientes ejemplos:

(a) “No será razón dejar en olvido la yerba que los indios llaman cuca y los españoles coca, que ha sido y es la principal riqueza del Perú...”(1980: III, 109).

(b) “Creo que el tigre se llama uturuncu, aunque el padre Maestro Acosta da este nombre al oso, diciendo otoronco, conforme a la corrotela española; no se cuál de los dos se engaña; creo que su Paternidad”(III, 119).

(c) “Hay otras aves que también se pueden poner con las de rapiña; son grandísimas; llámanles cúntur y los españoles cóndor” (III, 121).

Por otro lado, ya Fernando de la Carrera había advertido en el Prólogo de su Arte de la lengua yunga [1644] que existía una vocal “que los indios tenían de más” y que faltaba en el abecedario español, por lo cual él recurría al diptongo latino <æ> para representarla. Por su parte, Cerrón-Palomino observa que muchas de las voces que en la primera documentación de la lengua mochica (Rituale seu Manuale Peruanum [1607]) de Luis Gerónimo de Oré aparecen indistintamente con ó con , Fernando de la Carrera las escribe en su Arte… [1644] con <æ>:


Oré                            Carrera
çoputo                        çæpæt                        ‘tres’
noputof                      nopætof                     ‘son cuatro’
onuco             onæ                            ‘uno’
ñofun              ñofæn                         ‘hombre’ 
(Cerrón-Palomino 1995:77).
           
Por tanto, de todas estas observaciones se puede suponer que el vocablo Chumu se pronunciara como y que fuera registrado por algunos como /chumu/ y por otros como /chumo/, hasta quedar en la última forma, como muestra también la tendencia en la pronunciación española de vocablos hispanizados de voces indígenas en los ejemplos citados.
A ello podría agregarse otra anotación del mismo Cerrón-Palomino respecto a que dada la práctica ortográfica inaugurada por los lingüistas del Tercer Concilio Limense (1582 – 1583), afanados en elaborar un quechua general, se dejará sin representación autónoma a aquellos fonemas cuya notación requería de diacríticos especiales (1995: 78); observación que puede hacerse extensiva a una reducción que se produciría también en otras lenguas prehispánicas, como el caso de la grafía <æ> utilizada para las transcripciones de la lengua mochica o de la lengua quignam.



3.         Preservación de los apellidos prehispánicos.
La preservación de la dinastía chimú – y así, de los nombres de sus gobernantes y descendientes – no sólo fue posible por la política de tolerancia parcial frente a las culturas vencidas practicada por los incas[5], sino porque la Corona española misma dictaminó además algunas leyes que permitirían la preservación de los beneficios de grandes señores de las culturas prehispánicas, como fue el caso de los ‘caciques’.  En 1557 una ley disponía que quienes en tiempos “de su infidelidad” habían sido Caciques, o Principales descendientes de ellos, no perdieran sus títulos, “para no hacerlos de peor condición” a causa de la llegada de la Religión Católica. Otra ley de 1576 disponía que sucedieran en los cacicazgos sólo los que fueran indios, y no mestizos (Recopilación [1971] 1943: 246), quizás para evitar que finalmente los caciques fueran despojados por españoles advenedizos o criollos.
Sumado a esto, un factor a favor aún más decisivo en la conservación de los antropónimos de los Caciques, de sus descendientes y de los indios de los repartimientos y encomiendas resultará el hecho de que la política económica española exigió registros del control económico de sus colonias. Ese aspecto se puede rastrear no sólo en la dación de leyes o disposiciones en torno al tema (Instrucciones[6], Ordenanzas, Provisiones, etc.), sino en la aplicación de las mismas en la práctica (Registros hechos en Visitas civiles, Tasas y Retasas de las encomiendas, etc.).
            Así lo estipulará también el mismo Virrey Toledo en muchas de sus Ordenanzas dictadas entre 1569 y 1581, aunque por otro lado, dictara a su vez otras implícitamente en contra de la preservación de los antropónimos  prehispánicos:
Ordenanza XIII.- […] Item, por cuanto los indios é indias ponen á sus hijos sobrenombres conforme á los ritos y agüeros que tenían en tiempo de su infidelidad y del Inga, poniendo á algunos de ellos sobrenombres de la Luna y otros pájaros, animales, piedras, sierpes y ríos, que cuando los paren sus madres, se les ofrece á la vista y memoria. Mando, que de aquí adelante no puedan poner sobrenombres á sus hijos, sino de los de sus padres, ó madres, ó abuelos, so pena que serán gravemente castigados ellos y los caciques que lo contrario hicieren: y encargo al sacerdote de la doctrina, que en ninguna manera lo consienta, y al corregidor de los naturales que los castigue (Levillier 1929: 365).

Por su parte, el Tercer Concilio Limense de 1583 prescribirá el seguimiento de los patrones de filiación occidentales, lo cual a la larga contribuirá a la extinción de muchos antropónimos en lenguas aborígenes:
Capítulo 11: De los nombres de los indios. / Para que no se cometan demasiadas equivocaciones con el bautismo y el matrimonio al repetirlos indios desconocidos, se prohíbe en general que lleven los nombres de su gentilidad o superstición y se ordena que a todos se les impongan en el bautismo los nombres cristianos habituales que han de conservar también entre ellos. Para distinguirse unos a otros, han de conservar los apellidos, paternos los varones y maternos las mujeres (Lisi 1990: 133).

De esa manera, los indígenas serán bautizados con nombres occidentales y sus nombres de origen prehispánico se convertirán en sus apellidos; así se registra, por ejemplo, en el testamento de Antonio Chumbi Guamán (Mansiche, 13 de setiembre de 1679), donde los caciques se llaman Sebastián y Miguel; además se sigue la costumbre española de apodar ‘el Viejo’ al padre, para no confundirlo con su hijo, quien pudiera llevar el mismo nombre y apellido: 

(a)  Yten declaro otra suerte de tierras más arriba, que está habido pleito con don Sebastián Guamán Chumo” (Vega Cárdenas 2008).

(b)  “tengo otra suerte de tierras llamadas Balmini en el valle de Nasape y por otro nombre Conache, como parecerá por la ejecutoria, que lindan con las tierras de Miguel Guamán Chumo, el Viejo” (Vega Cárdenas 2008).

Finalmente, ambos vocablos huaman y chumo quedarían con el paso del tiempo fusionados en una sola palabra, puesto que, contrario al uso español, no se trataba de un apellido materno y otro paterno, sino que se tomaría como apellido de un único cacique y de su descendencia: Huamanchumo.


4. Propuestas finales.
No sólo la lectura curiosa de textos  historiográficos en torno al descubrimiento y conquista del Perú, sino la revisión especializada de documentos almacenados en diferentes archivos históricos, resultan motivadoras para iniciarse en los caminos de la Onomástica de antropónimos prehispánicos; sin embargo, tarea necesaria constituiría todavía indagar entre los no tan viejos registros de inmigrantes chinos y japoneses, por ejemplo; o emprender la investigación de campo entre las lenguas ágrafas que aún perviven en las regiones amazónicas de nuestro país.   En la medida en que se conozca la naturaleza plurilingüística que se esconde detrás de tantos apellidos peruanos  - como es el caso del nombre revisado en este nota- , se podrá reconocer la importancia de este tipo de estudios como aporte decisivo para la ampliación de los criterios de fundamentación en cualquier ciencia humana que se encargue del estudio de la cultura peruana.






BIBLIOGRAFÍA

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Cómo citar este texto:

Huamanchumo, Ofelia (2009) “Lenguas, apellidos e identidad en el Perú” (Nota). Tintero Indiano [en línea]: , (fecha de consulta).






[1] Existen además numerosos datos cartográficos del siglo XX que ubican al noroeste del Palacio Tschudi en el complejo arqueológico de Chan Chan una sección denominada ‘Huamanchumo’.
[2] Según un testimonio recogido por el antropólogo Carlos Dávila Herrera en su artículo “Presencia y Vigencia Mochicas” (2001) la lengua mochica que aún se hablaba en Etén en las primeras décadas del siglo XX “parecía chino”, de ahí que algunos postulen la influencia de las lenguas chinas en ciertos antropónimos de la costa norte del Perú: Xailón, Jaylón, Ayllón, Suyón o Zu-yón.
[3] Cabe señalar que los criterios de sucesión en los gobiernos prehispánicos no suponían el traspaso del poder de padres a hijos, lo cual al parecer sería extensivo a la asignación de los nombres, es decir, el apellido no siempre se heredaba; de ahí que se explique por qué el hijo del cacique Sebastián Guamán Chumo se pueda llamar don Rodrigo Cuajuchi todavía hacia 1679, como se menciona en el testamento de Antonio Chumbi Huamán, Principal del pueblo de San Salvador de Mansiche (Vega Cárdenas 2008). Esto podría tener relación con el apelllido del 14° gobernante, hijo de Guaman Chumu, cuyo nombre parece estar conformado de dos voces, según la transcripción de Kauffmann Doig: anco’ y ‘coyuch’, la segunda de las cuales podría ser una variante de ‘cuajuchi’.
[4] El antropólogo Jorge Zevallos Quiñones dio a conocer topónimos y antropónimos en sus estudios sobre los cacicazgos de la costa norte, en ninguno de las cuales aparece el vocablo Chumu en forma independiente, sino sólo en los antropónimos de gente noble chimú: Huaman Chum (en el Cacicazgo de Huamán), Huaman Chumu (en el Cacicazgo de Mansiche), Huamanchumo (en el Cacicazgo de Moche, y de Virú, antes Guañape), (Zevallos 1992). Sobre su signifcado no se sabe nada, cuestión que valdría observar bajo la acotación que hiciera el Inca Garcilaso de la Vega sobre el significado de los nobles Incas.
[5] Sobre la rendición del gran Chimú y la benevolencia del Inca vencedor, véase en Garcilaso el capítulo XXXIII del Libro Sesto: “Pertinencia y aflicciones del gran Chimú, y cómo se rinde” (1980: II, 185-187).
[6] Francisco Pizarro muy tempranamente ya estipulaba en la Instrucción (del 4 de junio de 1540) que dio a Diego Verdejo para la Visita que había de hacerse desde Chicama hasta Túcome que se registraran los nombres de pobladores: “cada cacique de por si con sus indios e subjetos” y lugares de la región (Levillier 1921: I, 20).  Lo mismo se observa en la Provisión en que se declara la orden que se ha de tener en las tassaciones que se han de hazer en los repartimientos de Indios, año de 1551: “Y ansi declarado lo que deven pagar, hagan un libro de los pueblos y pobladores y tributos que ansi declaraban” (Lafaye 1999: 176 – 177).


Publicado por Ofelia Huamanchumo de la Cuba